La
verdad es que a menudo no nos damos
cuenta de lo rápido que pasa el tiempo, ya es otra vez Navidad. Otro año de
nuestras vidas que se ha pasado como un suspiro.
Últimamente
no es que tenga demasiado espíritu navideño, tampoco os voy a engañar, pero al
final te dejas arrastrar un poco por la vorágine y la marea, sobre todo
teniendo niños pequeños, como es mi caso.
La verdad es que nosotros no somos mucho de villancicos,
pero siempre hay alguno de ellos que nos
gustan más que los otros, uno es el de “La Marimorena” ,el del “Olentzero” y
por último siempre canturrean en casa
las peques el de” Rudolph, el reno”. Este último creo que es más por la
influencia del señor Disney y sus
dibujos más que por cualquier otra cosa.
Según
se dice el trineo de Papa Noel, ese que va cargado de regalos navideños, va
tirado por nueve renos y uno de ellos se llama Rudolph, además es el que guía la
manada debido a su peculiar nariz roja.
Sin
embargo esto no ha sido siempre así porque Rudolph desde chiquitín era un reno solitario, triste
y sin amigos, porque había nacido con una peculiaridad, su naricilla era
roja y redondita como una guinda. Todos
los demás renos se reían con él y hacían bromas muy desagradables y peyorativas sobre su naricilla y su aspecto.
El pobrecillo se sentía muy avergonzado, y a cada instante se iba alejando un poco más de la gente y de sus compañeros. Su familia, al verle triste, sentían también esa tristeza y ese dolor.
Un
día Rudolph decidido coger la puerta y abandonar su casa, su pueblo, a los demás
renos y empezó a vagar en solitario por el mundo. Así día tras día hasta que
llego la Navidad.
La víspera
de Navidad Santa Claus empezó a preparar su trineo, y a colocar y alinear a sus
8 renos: Donner, Vixen, Blitzen, Cupid, Comet, Dasher, Dancer y Prancer. Entonces
una espesa y tremenda niebla empezó a cubrirlo todo impidiendo que s saliesen a
repartir los regalos navideños. Desorientado y asustado, Papá Noel se
preguntaba cómo lograrían volar el trineo si no conseguían ver nada. ¿Cómo
encontrarían las chimeneas?, ¿Dónde dejarían los regalos?
Entonces Santa a lo lejos diviso una luz
brillante y roja, era la naricilla de Rudolph. Se dirigieron hacia ella y Santa
personalmente le pidió que guiase el
trineo para llevarle a todas las casas del mundo. El reno maravillado no podía creérselo
pero acepto de inmediato.
Y fue así como Papá Noel consiguió entregar
todos los regalos en la noche de Navidad, gracias al esfuerzo y la colaboración
del reno Rudolph. Sin su nariz roja, los niños estarían sin regalos hasta hoy.
Rudolph se convirtió en el reno más querido y más admirado por todos.
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